✏ Bernat Ferrer
Cada bebé que nace en Coaña recibe un poema especialmente creado para él, estableciendo así una conexión íntima que llena de esperanza al conjunto de la comunidad
«Cuando nace un bebé, los padres se preguntan qué es lo que va a necesitar y es en ese momento en el que desde la biblioteca les decimos: ¡No se trata solamente de tener el último modelo de carricoche, sino que también van a necesitar cultura y acceso a la biblioteca!»
Así empezó el proyecto «Nacer leyendo»: con una invitación a que el bebé, con pocos días de vida, participe en su primer acto cultural, en el que se presenta la lectura como un momento íntimo y especial, compartido entre generaciones.
Con esta reflexión tan profunda fue con la que hace 15 años iniciaron en Coaña (Asturias) una iniciativa que, con el trascurso del tiempo, ha conseguido vincular a todas las generaciones del municipio en torno a la literatura y la cultura en general, según explica Ana María Méndez, técnica de la Biblioteca Municipal.
«Nacer leyendo» busca romper unas barreras intangibles, aquellas sociohistóricas que alejan a la población del servicio. «Buscamos democratizar verdaderamente el uso de la biblioteca, el préstamo público, convertir la biblioteca en un hogar y “devolver” a la población un espacio que consideraban exclusivo de una minoría culta, erudita».
En un primer momento, el acto cultural juntaba a todos los bebés y las familias, a las que se les entregaba una carta de enhorabuena, una guía para el fomento de la lectura en familia, un primer libro y el carné de la biblioteca. Cada año se contaba con un padrino de lectura —alguien con cierta proyección social en la zona— y así la biblioteca se iba presentando de una forma amigable al conjunto de la población.

Cuando estalló la pandemia de 2020, que imposibilitó las interacciones sociales, se dio otra vuelta de tuerca a la idea y se encontró una propuesta aún más dinámica: «No podíamos juntar a los bebés, y por ende también se nos caía la figura del padrino. Así fue como propusimos a la gente que escribiera un poema para cada recién nacido. ¡La respuesta fue espectacular! Si bien en los anteriores premios literarios prácticamente no había participación, ¡aquí, en dos días, conseguimos tener los 20 poemas necesarios para los 20 bebés que nacen al año!»
De manera que el Covid-19 sirvió para encontrar una fórmula que se ha consolidado sobremanera y que se retituló como «Versos para apadrinar un sueño»: «Decidimos continuar, debido a la gran respuesta conseguida, y ahora la gente ya espera ese acto, ya que es donde los padrinos y los ahijados se conocen. Es muy bonito, porque te vinculas a una vida. Para un pueblo rural como el nuestro es una manera de llenarlo de vida y de esperanza, ya que refuerza la intención de familias jóvenes de quedarse en el medio rural».
¿Y en Coaña hay tantos escritores/poetas como para regalar un poema a cada recién nacido?, se podría preguntar uno. «¡Conseguimos la implicación total de mucha gente! Desde poetas «profesionales» a personas mayores que nunca antes habían escrito nada o clases del colegio que querían apadrinar al hermanito de uno de sus compañeros. El hermano de Leire, por ejemplo, ya no es solo el hermano de Leire para los de 5.º de Primaria, ¡ahora también es su ahijado! Se crean unos lazos de complicidad brutales», explica Méndez.
Coaña es un municipio rural envejecido de unos 3.300 habitantes. El proyecto de apadrinamiento poético no solamente fomenta el gusto por la lectura, sino que genera unos vínculos intangibles que arraigan las familias y las nuevas generaciones al territorio. «El desarrollo de los pueblos pasa por convertir en protagonistas de la historia a sus habitantes y por ello es importante poner en valor los territorios rurales y garantizar que también aquí podemos ofrecer el acceso a la cultura en condiciones de equidad».